A comienzos de noviembre, un grupo de 13 estudiantes de preparatoria (high school) se reunieron al frente de su aula de ciencias para hacer un ejercicio de votación. El objetivo era evaluar sus ideas frente a las drogas ilícitas y a su abuso.
Mónica Contreras, la facilitadora del ejercicio, comenzó leyendo una primera afirmación: “Los adolescentes consumen más drogas que los adultos”. Como respuesta, los estudiantes se dirigieron hacia el centro y hacia el lado derecho del salón, indicando su acuerdo parcial o total con la declaración.
La única participante del lado “en desacuerdo” fue la directora de la escuela, Kim Babeu, quien llegó a Envision High School a fines de 2020, después de pasar algunos años en la facultad de Toltecalli, una escuela autónoma o tipo chárter en el lado sur de Tucsón.
Como reacción a la siguiente afirmación: “Las personas que consumen drogas son malas”, todo el grupo se movió al lado de la habitación donde estaba Babeu. Estaban en rotundo desacuerdo con esa mención.
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Las primeras preguntas de la encuesta reflejaron una mezcla de acuerdo, desacuerdo y puntos intermedios, pero la afirmación según la cual los consumidores de drogas son personas malas fue la única entre 10 que generó un 100% de acuerdo entre los participantes.
Cuando Contreras leyó la siguiente afirmación: “La adicción a las drogas es una enfermedad”, un estudiante solitario que previamente les había contado a sus compañeros sobre la lucha de un familiar suyo con la adicción y sobre los problemas de salud mental, cruzó la sala con firmeza hacia el lado “de acuerdo”. Cuando miró hacia el resto de sus compañeros, notó que tanto Babeu como los demás estaban siguiendo su ejemplo.
La encuesta se produjo en medio de un debate escolar sobre el uso de sustancias como parte del Programa de Bienestar Nahui Ollin de la organización Chicanos Por La Causa (CPLC), un espacio que se propicia cada semana en escuelas del Condado Pima.
El programa Nahui Ollin tiene como objetivo brindarles a los estudiantes herramientas para construir una base de comportamientos saludables, un sentido de propósito y mejores hábitos para la toma de decisiones.
Nahui Ollin se basa en las fortalezas, lo que significa que enfatiza los rasgos positivos y la autodeterminación de las personas. El programa explora componentes como la cultura, la identidad, las acciones, las relaciones con la familia y los compañeros. Asimismo, pone especial atención a la comunicación, la salud, la participación comunitaria, el liderazgo y la justicia social.
El plan de estudios incluye educación sobre salud mental, violencia doméstica y de pareja, relaciones saludables, embarazo en la adolescencia y uso de sustancias.
Los educadores dicen que este plan de estudios incorpora el conocimiento ancestral indígena para transmitir valores universales como el respeto, la confianza y el orgullo.
Este plan se ha enseñado en las escuelas del Condado Pima durante los últimos 25 años, alcanzando a más de 600 estudiantes al año. Como manifestó la presidenta de CPLC del sur de Arizona, Lydia Aranda, el programa se imparte anualmente en los distritos escolares de Tucsón y Sunnyside. Nahui Ollin fue la fuerza impulsora detrás de la creación de las escuelas preparatorias autónomas (charter) gratuitas de CPLC, incluidas Toltecalli y Envision de Tucsón, dijo.
Recientemente, la Junta de Supervisores del Condado Pima votó para reasignar a CPLC y Nahui Ollin casi $40,000 de fondos que eran destinados al Arizona Bowl. La decisión fue el resultado de declaraciones incendiarias y tweets hechos por el fundador del patrocinador principal del tazón, Dave Portnoy de Barstool Sports.
Las clases son impartidas por Contreras y Jesús “Chucho” Ruiz, especialistas en prevención y cultura juvenil de CPLC. Ellos recorren el condado para visitar las escuelas participantes y enseñar el plan de estudios, pero las escuelas también trabajan de forma independiente para impartir el programa en varias clases y grupos extracurriculares.
Nahui Ollin enfoca sus lecciones a los jóvenes marginados y a los jóvenes considerados de color (personas no blancas), incorporando prácticas culturalmente receptivas para conectarse con los niños. El programa, que tiene un énfasis en los jóvenes latinos, chicanos e indígenas, fue la visión de la ex vicepresidenta ejecutiva de la CPLC, Lorraine Lee.
Para asegurarse de que estaba satisfaciendo las necesidades de sus participantes, CPLC se asoció con una empresa de investigación y desarrollo en Phoenix para realizar encuestas y redactar informes basados en los hallazgos.
También buscó subvenciones para expandir el programa y comenzó a trabajar con estudiantes más grandes antes de dar inicio a sus propias escuelas comunitarias. Toltecalli abrió en 2003, mudándose a su nueva ubicación unos años más tarde, y Envision inició en 2017. Las escuelas y Nahui Ollin integran habilidades sociales y emocionales en el plan de estudios.
Con oradores invitados, talleres educativos, ferias de bienestar en Envision y Toletecalli, una conferencia de primavera y un retiro anual, Nahui Ollin se ha expandido exponencialmente, dijo Ruiz.
“Parte de lo que nos permite continuar haciendo el trabajo que hacemos es que nuestro programa realmente se centra en la voz de los jóvenes, en sus experiencias, y aprende de ellos”, dijo Ruiz. “Realmente se facilita un espacio sobre lo que significa el bienestar desde una perspectiva holística. Para nosotros, lo importante no es lo que vas a ser cuando seas grande, es cómo vas a ser”.
Dado que a menudo, los adultos no escuchan a los jóvenes, dijo Ruiz que uno de los principales propósitos del Programa de Bienestar Nahui Ollin es trabajar arduamente para hacer lo contrario.

Mónica Contreras, del Programa de Bienestar Juvenil Nahui Ollin, habla con los estudiantes de secundaria sobre abuso de sustancias. Para ella, todos los jóvenes merecen educación integral en temas de drogas.
Educación integral sobre drogas
Durante la clase del jueves, Ruiz agradeció a todos los asistentes que hablaron por compartir y a los que no hablaron por escuchar. Él validó sus declaraciones y respondió con frases como: “Lo que te escuché decir fue…”.
Después de algunas preguntas para romper el hielo al comienzo de la clase, Contreras y Ruiz pasaron al punto clave de la lección, con dos preguntas centrales: ¿Qué es una droga? ¿Qué es lo primero que se te viene a la mente cuando escuchas esta palabra?
En silencio, los estudiantes escribieron sus respuestas en tarjetas y luego Ruiz preguntó quién quería compartir.
“Es un tipo de medicamento, pero también es algo que puede arruinar vidas”, dijo un estudiante y en seguida comentó la experiencia de su propia familia con un ser querido que necesitaba medicamentos pues tenía problemas de salud mental, pero que también consumía heroína. Habló sobre el impacto en la vida de su madre y en la suya propia, y lo que su familia aprendió de todo esto.
“Cuando la gente comparte, es un regalo”, dijo Ruiz, y le agradeció al estudiante. Enseguida, Ruiz resaltó lo importante que es tener en consideración las experiencias de otras personas. La realidad puede verse diferente cuando se tienen presentes aspectos como la raza, el nivel socioeconómico o la discapacidad, dijo.
“Cuanto más conscientes, cuanto más despiertos estamos, más ventaja tenemos al momento de tomar decisiones saludables”, le dijo Ruiz al grupo.
Contreras habló sobre la educación que recibió al crecer a través de programas de prevención de drogas como D.A.R.E., aunque mencionó que las tácticas no fueron muy efectivas.
“Te mereces una educación integral sobre las drogas”, dijo Contreras. “Todos ustedes son valiosos y merecen una información más completa, real y genuina. Quedan muchas cosas por fuera cuando la conversación se limita a decir: ‘Solo dí no’”.
“Estamos en esto juntos”
Al tomar la palabra, Babeu, la directora de Envision High School, comentó que cuando se trabaja con niños y adolescentes, además de hablar, es importante recorrer con ellos el camino. Por eso compartió junto con los estudiantes durante aquella clase, compartiendo sus propias experiencias y las de su familia.
Envision y otras escuelas de CPLC han adoptado esa mentalidad de “recorrer el camino” fuera de Nahui Ollin, la cual aborda la justicia social en su plan de estudios.
Las escuelas de CPLC han eliminado las medidas disciplinarias punitivas y todo el personal está capacitado en justicia restaurativa, aquella que enfatiza la rendición de cuentas y la reparación en lugar del castigo.
Los estudiantes participan en círculos restaurativos, en los que hay un intercambio y una escucha equitativos por parte de la persona que hizo el daño y la que fue afectada. Los estudiantes también ayudan a decidir su propia acción disciplinaria y, debido a que ya no hay suspensiones, no pierden oportunidades de aprender.
Ruiz enseña Nahui Ollin semanalmente en las escuelas de CPLC, así como en las preparatorias de Sunnyside y Desert View. Para llegar a otras escuelas que deseen participar, Ruiz identifica a los miembros de la institución con quienes puede colaborar y asiste a clases como conferencista invitado sobre varios temas.
Con muchos socios de la comunidad, el programa también proporciona referencias y les comparte a los estudiantes una serie de recursos locales.
Sobre los esfuerzos de sus colegas, Lydia Aranda manifestó: “Creo que una de las mejores cosas que describe la experiencia que crean para los jóvenes es que se trata de conectarse consigo mismos, de modo que todas y cada una de las personas puedan seguir adelante y tomar mejores decisiones”.
Esto hace parte de un enfoque llamado “La Cultura Cura”, que reconoce que los valores culturales de una persona, familia o comunidad juegan un papel muy importante en su desarrollo y bienestar.
Apoyando al niño en su totalidad
Nahui Ollin ha marcado una diferencia para los maestros y consejeros en el Distrito Escolar Unificado de Sunnyside, dijo Elizabeth Allen, quien dirige el programa de Fomento del bienestar y la resiliencia en la educación del distrito (AWARE, por sus siglas en inglés). Este programa ofrece educación y apoyo en salud mental a los estudiantes, familias y personal de Sunnyside.
Uno de los objetivos de AWARE, que se alinea con las enseñanzas de Nahui Ollin, es desestigmatizar la salud mental. AWARE también tiene como objetivo conectar a las familias con los recursos.
“Nos aseguramos de tener apoyos adicionales para nuestros estudiantes de secundaria”, dijo Allen. “Por lo general, estos estudiantes son los que asumen más responsabilidades en el hogar, especialmente si hay un hermano menor”.
Es allí donde entra en juego Nahui Ollin, un programa que durante años se ha logrado integrar en el plan de estudios en algunas clases. También se ofrece a grupos de estudiantes que se reúnen después de la escuela y a la hora del almuerzo.
Como mencionó Allen, aún con el reciente enfoque en la salud mental como resultado de la pandemia por el COVID-19, todavía queda mucho trabajo de desestigmatización por hacer, especialmente dentro de ciertas culturas. Los problemas de salud mental siguen siendo muy estigmatizados por la población nativa americana de Sunnyside y, para algunos hombres hispanos, los problemas LGBTQ+ son difíciles de manejar en algunos hogares, dijo Allen.
Nahui Ollin funciona principalmente como un club en Desert View y Sunnyside Highs, pero también se enseña en asignaturas como salud, estudios sociales, entre otras.
Allen mencionó que el desafío del distrito es encontrar en qué momento adelantar las clases para que lleguen a la mayoría de los estudiantes. Además tienen que evaluar de qué manera el plan de estudios regular se verá afectado con la inclusión de este programa.
Con los líderes y maestros del distrito priorizando el bienestar mental, social y emocional de los estudiantes, junto con su éxito académico, Nahui Ollin brinda el enfoque holístico que Sunnyside estaba buscando como una forma de ayudar a sus estudiantes de secundaria, dijo Allen.
“Necesitamos brindarles a los niños todo cuanto sea posible”, dijo.
Contacta a la reportera del Arizona Daily Star Caitlin Schmidt en (520) 573-4191, cschmidt@tucson.com o via Twitter en
@caitlincschmidt